viernes, 4 de noviembre de 2011

INSTITUCIONALISMO

Se denomina institucionalismo al enfoque de las Ciencias Sociales, particularmente de la ciencia política, que estudia la sociedad a partir de sus instituciones formales, y de cuán efectivo es su funcionamiento.
Cada sistema social desempeña una serie de funciones sociales, políticas, económicas y culturales. Para realizar cada una de estas funciones básicas las sociedades se han dotado de un conjunto de instituciones sociales específicas a tráves de las cuales regulan los comportamientos de los individuos.
El institucionalismo surgió como una crítica a los modelos abstractos de los neoclásicos y se propuso incorporar al análisis las variables del entorno sociopolítico en el cual los individuos toman sus decisiones. Especial interés se concedió al estudio de la estructura, reglas y comportamiento de diversas organizaciones: empresas, cárteles, sindicatos, Estado, asociaciones y cámaras empresariales, etc. Los nombres de Veblen y, más recientemente, Gunnar Myrdal, están asociados directamente a este modo de abordar la economía.
Si bien el institucionalismo ha tenido la virtud de destacar las simplificaciones y abstracciones de la teoría económica, no puede decirse que haya logrado resultados concretos en cuanto a encontrar leyes y explicar procesos con la misma rigurosidad que ésta; frecuentemente ha derivado en una cierta ideologización, sin encontrar un sustituto claro para la teoría que se pone en tela de juicio. Por ello los aportes no han sido tan significativos como se esperaban y el institucionalismo ha servido, básicamente, como un recordatorio del complejo mundo de lo social dentro del cual se producen las interacciones económicas.

La escuela del Institucionalismo Americano
Hacia finales del siglo XIX se desarrolló en Estados Unidos una corriente de pensamiento que es conocida como la Escuela Institucionalista Americana. No tiene todas las características de una escuela de pensamiento propiamente dicha, ya que no existió una conciencia entre sus miembros de pertenencia a la escuela ni un maestro reconocido. Sin embargo hay un líder destacado, Thorstein Veblen.
La corriente institucionalista concibe la economía como una ciencia social al servicio de la humanidad. Para esta perspectiva la economía sería  la ciencia de la provisión social, es decir, la ciencia que identifica los obstáculos y propone los caminos para poder mejorar el flujo de bienes y servicios al servicio de toda la colectividad. El institucionalismo traslada el eje de la ciencia económica del campo de interés delimitado.
En el acercamiento institucionalista, tanto para la identificación de los problemas como para la resolución de los mismos es básico el concepto de institución. Este concepto puede ser definido de diversas maneras, aunque todas ellas son coincidentes en sus aspectos esenciales con lo apuntado de forma pionera por Veblen, el fundador de la escuela institucionalista. Para nuestros propósitos, diremos que las instituciones están constituidas por el conjunto de leyes, normas (instituciones formales), actitudes, hábitos mentales, tradiciones, convenciones sociales, etc. (instituciones informales) que regulan el comportamiento de las personas en su actividad social. Las instituciones definen el marco de actuación de los seres humanos en la esfera social. La coerción, la estructura de incentivos, la persuasión,  el comportamiento rutinario, etc., constituyen todos ellos aspectos que conforman el marco institucional en el que se desarrolla la actividad económica.
La finalidad de la eficiencia instrumental  es la eficiencia social, es decir, el servicio a la sociedad  mediante la aplicación de políticas concretas para la resolución de problemas. Consiste en la eliminación de obstáculos institucionales que impiden el desarrollo del potencial productivo de la comunidad y la cohesión social. Se trata, en suma,  de poner la economía y el conocimiento tecnológico y científico al servicio de toda la sociedad. "Que la eficiencia instrumental sea difícil de cuantificar no indica que debiera ser rechazada como criterio. A pesar de las afirmaciones neoclásicas en otro sentido, la eficiencia de Pareto no es precisamente un modelo de precisión y claridad, y sin embargo es ampliamente aceptado como medida" (Miller 1995:126).

Naturaleza del Estado.
En todo proceso de transformación social es preciso abordar la naturaleza del Estado. En este punto el acercamiento marxista tiene mucho más que ofrecer que el institucionalismo. El análisis marxista del Estado ha sido desarrollado desde dos perspectivas. Una de ellas considera que el Estado es un instrumento al servicio exclusivo de la clase dominante; el Estado representa los intereses de los propietarios de los medios de producción y actúa en su interés. La segunda perspectiva percibe el Estado como un espacio en el que se manifiesta la división de clases, lo cual concede una relativa autonomía para acciones que supongan transformaciones sociales progresistas, aunque el esfuerzo básico del Estado estará dirigido a asegurar la pervivencia y reproducción del sistema capitalista. Esta segunda visión revela el carácter dual del Estado: ceremonial por un lado (inmovilista y defensor del statu quo) e instrumental por otro (propiciando cambios progresistas). A esta segunda perspectiva del Estado se aferra el análisis institucionalista a través de su énfasis en las reformas y en la transformación social.
Al estar el institucionalismo empeñado en la transformación social a través de reformas progresivas, el Estado se convierte en el instrumento necesario para llevar a cabo ese proyecto. Por otra parte, el pensamiento institucionalista promueve la conversión del Estado"corrector" de la economía convencional en un Estado "creativo" (Whalen 1995: 192). Podríamos añadir a esta afirmación que el Estado creativo se situaría en un nivel de eficiencia muy superior al simple Estado corrector de imperfecciones de mercado, y también, al Estado "paliativo" que trata de atenuar las desigualdades más acusadas. El Estado creativo asumiría el papel activo de adaptar la estructura institucional a fin de que la esfera económica cumpla de manera óptima su cometido. El Estado creativo se constituye en una organización (conjunto de agencias) al servicio de la sociedad, que actúa de dinamizador de la actividad económica y que propicia la igualdad social y un marco institucional favorable a la participación de todas las personas en las tareas económicas y en la toma de decisiones. 

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